Mujeres separadas: autoestima
La autoestima es el valor que nos damos a nosotros mismos;
la forma en que nos percibimos y la manera en que nos sentimos respecto de
nuestras capacidades, habilidades y defectos. Es importante saber que las personas
tenemos distintas facetas de personalidad y que constantemente nos
autoevaluamos respecto a cada una de ellas.
Características que
puede tener una persona con baja autoestima:
- · Desprecia sus virtudes.
- · Demasiado autocrítica.
- · No toma en cuenta los halagos, pero sí las críticas.
- · Opta por las decisiones de los otros, aunque crea que su opinión es correcta.
- · Actúa a la defensiva.
- · Se siente despreciada con frecuencia.
- · Siente que tiene menos valor que los demás.
- · No está conforme con su cuerpo.
- · Desearía ser otra(s) persona(s).
- · Constantemente se manda mensajes internos negativos.
Lo que no debes olvidar de la autoestima:
|
Conócete a ti misma, identifica tus
cualidades y defectos. Analízalos y observa cómo puedes fortalecer las
primeras y mejorar los segundos, pero no
busques la perfección.
|
Nunca anticipes resultados negativos,
ni creas que no eres lo suficientemente buena para algo.
|
Cada vez que intentes algo, repite: “Puedo
hacerlo, aquellas cosas que sé hacer me ayudarán a sobresalir del
resto, y lo que aún no sé lo aprenderé.”
|
Soy un ser único, no soy perfecta y sé
que necesito aprender a identificar aquellas áreas en las que puedo mejorar.
|
No minimices los halagos ni
magnifiques las críticas.
|
Recuerda que eres irrepetible, así que quiérete
mucho; si no lo haces, nadie lo hará
|
.
LA AUTOESTIMA DE LAS SEPARADAS
Existen muchos factores que influyen negativamente sobre
nuestra autoestima:
Aislamiento de las amistades,
debido a que afrontamos solas las responsabilidades de los hijos.
Variación de nuestros
planes de vida, muchas madres
separadas tienen que abandonar sus estudios e incluso buscar trabajo sin contar
con la preparación y experiencia para conseguir uno bueno.
Imposición de la
familia en sus propias decisiones, debido a que algunas mujeres separadas jóvenes se ven obligadas a depender de su
familia, se ven obligadas a acatar las
órdenes que les impongan.
Sentimiento de
culpabilidad por no haber logrado
mantener el matrimonio…
Cambio de actividades gratificantes por obligatorias, con responsabilidades que ocupan hasta su tiempo
libre.
Estigmatización:
sistemáticamente perciben rechazo en su relación con personas, instituciones,
etc.,aunque no necesariamente significa que sufran el rechazo, también ellas mismas
lo pueden sentir así, excluyéndose a sí
mismas.
¿Qué podemos hacer?
La madre separada debe asumir y desempeñar sus
responsabilidades siendo consciente de
sus limitaciones y evitar sobrecargarse.
La madre separada debe buscar
apoyo en personas que la quieran, pidiendo ayuda en ocasiones, delegando
responsabilidades de ser necesario.
Debe contar con un círculo
social de apoyo alternativo a su familia, los amigos pueden ser de gran
ayuda, conocer a otras madres separadas
y siempre tratando de conocer y compartir con personas, de esta forma se evita la soledad y comparte sus
problemas con otros.
Deben participar en programas
que ayuden a la mejora de su autoestima, habilidades sociales y poder
conseguir la independencia que tanto ansían.
Dedicar un momento para sí
misma que le dé ánimos, un momento en el cual pueda salir a divertirse,
hacer lo que quiera, leer un libro, ver televisión, etc., pero hacerlo
exclusivamente pensando en ella.
El arreglo personal
también es importante.
La autoestima del
cristiano (Míchel Esparza)
La autoestima tiene mala prensa en ambientes cristianos,
parece opuesta a la humildad. Pero, en realidad, autoestima y cristianismo se
complementan. ¿De qué modo?
El egocentrismo no se da sólo en personas vanidosas y
arrogantes, sino también en personas que se
infravaloran: también la falsa modestia y el autorrechazo son contrarios
a la humildad. Por tanto, para ser humilde, es preciso que uno se acepte a sí
mismo tal como es, más aún: es preciso que uno se ame a sí mismo aun
sabiendo que tiene defectos.
En
última instancia, los conflictos con uno mismo provienen de la dificultad de
aceptar la propia miseria, y nada le reconcilia a uno tanto consigo mismo
como el saberse amado.
|
Cristo nos ha revelado el amor incondicional de Dios por
cada ser humano.
Quien, a pesar de ser miserable, se sepa amorosamente mirado
de continuo por un Padre que le ama tal como es, gozará de una paz interior inamovible. Sus errores
personales no le quitarán esa paz porque sabe que a su Padre le encanta
perdonarle cada vez que le pida perdón.
Sabiéndose así amado, se amará a sí mismo y,
libre de problemas personales, se podrá dedicar de lleno a amar a los demás.
|
En efecto, la paz interior no
es el único fruto de la humilde autoestima de quien se sabe hijo de Dios. Una
buena relación con uno mismo tiene también una importancia decisiva de cara a
la calidad del amor a los demás.
Autoestima y
cristianismo no son solo complementarios:
Solo
la vida cristiana puede aportar soluciones estables a los problemas de
autoestima.
|
Quien se sabe hijo de Dios, se olvida fácilmente de sí mismo
y aumenta la calidad de su amor a los demás. En cambio, quien desconoce esa
dignidad, se ve impelido a cosechar éxitos que aumenten su autoestima y le
hagan merecedor de la estima ajena. Pero de ese modo nunca alcanza una buena
relación consigo mismo y con los demás, porque el yo
está envenenado por el amor propio y jamás se satisface del todo.
Quien desconozca el amor de Dios, ante sus propias miserias,
tendrá dos opciones:
·
O bien reconocerlas y deprimirse,
·
O bien autoengañarse, eventualmente con ayuda de
psicoterapia (hay quienes acuden a un psicoterapeuta para que les convenza de
que son personas fabulosas).
Pero así nunca se obtiene una paz duradera, porque la
inteligencia engañada siempre protesta. Es aquí donde el cristianismo
ofrece la mejor alternativa. El conocimiento de estas realidades sería la mejor
propaganda para la vida cristiana.
El amor a uno mismo vs el amor propio
¿Por qué se ha dejado
de lado en la vida cristiana esta actitud de amarse a uno mismo?
Esparza: Quizá por falta de matices. Hay cristianos a
quienes les resulta extraño que se hable de amor a uno mismo porque piensan que
se trata de algún tipo de egoísmo. Se sorprenderían si comprendiesen que es lo
contrario: que el amor a uno mismo y el amor propio son inversamente proporcionales.
No se trata sólo de amarnos a nosotros mismos a causa de
nuestras cualidades, sino sobre todo a causa de lo
mucho que Dios nos ama.
Si aceptamos el Amor que Dios nos brinda, recibimos la mayor
dignidad imaginable: la dignidad de hijos de Dios. Y aquí un cariñoso recuerdo
para Maruja, que se sintió princesa, hija de Rey!!! Ahora bien, ese recto amor a uno mismo resulta
ser el modo más eficaz de combatir el egoísmo del yo (=amor propio)
Es algo que ha calado en la mentalidad del pueblo cristiano
(piénsese en el refrán: «la caridad bien ordenada empieza por uno mismo»). Lo
que quizá no se ha puesto suficientemente de relieve es la relación existente
entre filiación divina y humildad, y entre esa sana autoestima y la calidad de
nuestros amores.
«La
humildad es la virtud que nos ayuda a conocer nuestra miseria y nuestra
grandeza»
|
(San
Josemaría Escrivá)
|
La humildad es la verdad, y
la verdad es que todos tenemos miserias y que somos inmensamente amados por
Dios.
El mejor antídoto para poder asumir nuestra miseria consiste
en descubrir nuestra grandeza de hijos de Dios. Puesto que nuestro yo está “hambriento” de estima, la mejor forma de que no
moleste consiste en proporcionarle una “comida” capaz
de satisfacerle plenamente.
En vez de pasarnos toda la vida buscando soluciones de
recambio que nunca satisfacen del todo, nos conviene acudir directamente a la fuente de nuestra mayor dignidad: la
maravillosa realidad de ser amados con locura por un Dios maternalmente
paternal.
Una escalera hacia la autoestima
Comienza con el autoconocimiento, saber cómo eres e identificar tus defectos y habilidades te ayudará a subir. Sigue con tu autoconcepto: ahora ya sabes cómo reaccionas y cómo te comportas. Cuando hayas actuado, autoevalúate, con sinceridad. La autoaceptación cuesta, pero es imprescindible para llegar al siguiente escalón, el autorrespeto. Y de ahí a la autoestima, verás que sólo hay un paso: quiérete a ti misma, perdónate, y sigue adelante!
AUTOESTIMA
AUTORRESPETO
AUTOACEPTACIÓN
AUTOEVALUACIÓN
AUTOCONCEPTO
AUTOCONOCIMIENTO