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martes, 18 de marzo de 2014

LA GRANDEZA DE SER FIEL


Parte de una entrevista a Monseñor Caffarra, cardenal de Bolonia,sobre los divorciados vueltos a casar:

Uno de los temas más citados por quien espera una apertura de la Iglesia a las personas que viven en situaciones consideradas irregulares es que la fe es una, pero que los modos de aplicarla a las circunstancias particulares deben conformarse a los tiempos, como siempre ha hecho la Iglesia. ¿Qué piensa usted de esto?
¿Puede limitarse la Iglesia a ir hacia donde la llevan los procesos históricos, como si fueran derivas naturales? ¿En esto consiste anunciar el Evangelio? Yo no lo creo, porque, si fuera así, me pregunto cómo se puede salvar al hombre. 

»Le cuento un episodio. Una esposa aún joven, abandonada por el marido, me dijo que vive en la castidad, pero que le cuesta un esfuerzo enorme. Porque, dice, “no soy una religiosa, soy una mujer normal”. Pero me dijo también que no podría vivir sin la Eucaristía. Por lo que, también el peso de la castidad se aligera, porque piensa en la Eucaristía. 

»Otro caso. Una señora con cuatro hijos ha sido abandonada por el marido después de veinte años de matrimonio. La señora me dijo que en ese momentoentendió que tenía que amar al marido en la cruz, “como ha hecho Jesús conmigo”. ¿Por qué no se habla de estas maravillas de la gracia de Dios? 

»¿Se han adaptado a los tiempos estas dos señoras? Claro que no se han adaptado a los tiempos. Le aseguro que me siento mal cuando tomo nota, en estas semanas de discusión, del silencio que ha calado sobre la grandeza de esposas y esposos que, abandonados, han permanecido fieles

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