Necesitamos redes para no caer al vacío

domingo, 24 de noviembre de 2013

Sesión de noviembre 2013

“De esposas abandonadas a  futuras abuelas: cómo influir en las próximas generaciones”

Ya hemos hablado en otras ocasiones de la educación de los hijos. Y seguiremos hablando, porque es como la vida: inagotable.
La educación de nuestros hijos con el ejemplo vivido en el seno de nuestra familia sin padre, llegará a los nietos, desde luego. Nosotras, como abuelas, no educaremos de primera mano a nuestros nietos,  porque eso es labor de su padre y su madre. Pero sí que, a través de lo que sean nuestros hijos e hijas, padres y madres ahora, nuestros nietos se verán influidos de forma coherente con lo que entendemos por familia, vida, matrimonio…
De ahí la importancia capital de replantearnos regularmente qué queremos transmitir a nuestros hijos. Y ser muy conscientes de que nadie más va a transmitírselo. Responsabilidad grave…
  • ·         El valor del matrimonio. Aunque nuestros hijos nos hayan visto vivir solas nuestro matrimonio, este existe, mientras exista nuestro marido y nosotras mismas. Esto sólo se puede transmitir con el ejemplo: hay que ser el centro de la familia y acoger a nuestros hijos y sus familias a nuestro alrededor. En algunos casos, incluso se acoge al marido, si no hay perjuicio en la familia, cada una tiene experiencia.
  • ·         La generosidad y el perdón, ejemplo para los hijos. Quizá, incluso los nietos puedan ser elementos de unión: Dios hace su trabajo de forma única en cada caso.
  • ·         No interferir en la libertad de los hijos…intentando acaparar quizá su cariño, respeto, etc. Fomentar siempre el amor y respeto a su padre, incluso en las más penosas circunstancias, ser exquisita en ello, más vale “pecar” por exceso  de caridad…que ser rigorista o justiciera. La justicia es de Dios. A nosotras nos ha sido encomendada la caridad…

En muchos casos, la tentación de orgullo es muy fuerte. Difícil de resistir. Necesitamos recordarnos que el marido abandona a la esposa, muchas veces no tiene intención patente de desentenderse de los hijos. Es cierto que no es coherente querer ocuparse de los hijos y abandonar el matrimonio. Pero tampoco debemos interponernos. Dar criterio, sembrar…y esperar.
  • ·         Enseñar a los hijos a tratar a sus padres en el futuro, con el ejemplo de cómo tratas a tus padres y suegros en la actualidad. Aquí aparece la otra gran tentación: la venganza, el revanchismo. Que no paguen justos por pecadores. La sucesión de generaciones es una cadena. Nuestras acciones tienen  un efecto sucesivo, más allá de nuestro propio hogar.


Replantéate qué quieres dejar detrás: Imagínate rodeada de tus hijos y nietos. Cómo quieres que ellos entiendan lo más grande de la vida, de la persona, de nuestras acciones. No será posible empezar este trabajo en tus últimas semanas, es algo que ya hemos empezado, viviendo la fidelidad a nuestro matrimonio, con la esperanza de que, a pesar de todo, se puede ser feliz con nuestros hijos y nietos. Estas semillitas que vamos esparciendo hoy, a veces a tientas, darán su fruto. Dios lo ha prometido: “Todo es para bien de los que le aman (al Señor)”  Rom 8, 28-30.

viernes, 15 de noviembre de 2013


Estas semanas estoy haciendo un COF del Fert, Curso de Orientación Familiar, correspondiente a la etapa educativa de la adolescencia. En el caso que analizábamos el pasado lunes veíamos cómo, para educar bien a un adolescente, lo más importante es enseñarle a amar y dejarle bien clarito que es amado.
Todos los padres asistentes pensamos lo mismo. Sí, muy bien, cierto, pero...¿cómo? Danos consejos y pautas...
Y esto es lo que nos recomendaron para afrontar cada momento de interacción con nuestros adolescentes (yo tengo tres a la vez...y sin padre en casa...):

  1. Serenidad.
  2. Paciencia.
  3. Optimismo.
  4. Alegría.
  5. Perdón.
Son cinco actitudes ante la vida que os propongo hoy para meditar.
Y os recomiendo hacer estos cursos si tenéis oportunidad. Para más info http://www.fert.es/es/
Buen fin de semana, y animaos a asisitir el domingo a las manifestaciones provida en vuestras ciudades, aquí en BCN el plaza sant Jaume a las 11.30.
cristina

jueves, 7 de noviembre de 2013

LA CASTIDAD EN LAS SEPARADAS CATÓLICAS
REDES
(sesión de octubre de 2013)

Primero, ¿qué es la castidad?
Es uno de los temas difíciles para todo cristiano, porque “todo bautizado es llamado a la castidad. El cristiano se ha "revestido de Cristo" (Ga 3, 27), modelo de toda castidad. Todos los fieles de Cristo son llamados a una vida casta según su estado de vida particular. En el momento de su Bautismo, el cristiano se compromete a dirigir su afectividad en la castidad.” (CIC  - Catecismo de la Iglesia Católica- 2348)
“La vocación a la castidad: La castidad significa la integración lograda de la sexualidad en la persona, y por ello en la unidad interior del hombre en su ser corporal y espiritual. La sexualidad, en la que se expresa la pertenencia del hombre al mundo corporal y biológico, se hace personal y verdaderamente humana cuando está integrada en la relación de persona a persona, en el don mutuo total y temporalmente ilimitado del hombre y de la mujer”. (CIC 2337)
La castidad "debe calificar a las personas según los diferentes estados de vida: a unas, en la virginidad o en el celibato consagrado,  manera eminente de dedicarse más fácilmente a Dios solo con corazón indiviso; a otras, de la manera que determina para ellas la ley moral, según sean casadas o célibes". Las personas casadas son llamadas a vivir la castidad conyugal; las otras practican la castidad en la continencia”. (CIC 2349)
Como cristaianas, en este tema como en todos, debemos intentar no desvirtuar el evangelio, sino tratar de vivirlo de forma positiva, y no como prohibición sino como donación y entrega. El sacrificio que vivimos tras el abandono de nuestros maridos, viviendo la continencia, es un arma poderosa que Dios cambia por bienes  para nosotras y nuestros hijos.
La castidad es para todos. Se trata de vivir el amor de Dios, que Dios nos ofrece a todos, en lugar de estarse prohibiendo cosas. Si no la vivimos, perdemos la paz.  Y nuestros hijos lo notan. Es matemático.

Habrá muchas situaciones en nuestra casuística de separadas:
-         Quien eche de menos al marido.
-         Quien siga enamorada de él.
-         Quien no quiera ni recordar que existe…
En todas ellas nuestro corazón está roto, dolido, desgarrado. La única cura posible no necesariamente es la reconciliación o el enamoramiento de otro.  La única cura es el corazón libre y ser auténticas y testigos de la fidelidad a la que hemos sido llamadas especialmente; esta vocación de ejemplo se hace más visible que en los casados no separados.
El CIC explica que la castidad se integra en la virtud cardinal de la templanza, “La castidad implica un aprendizaje del dominio de sí, que es una pedagogía de la libertad humana. La alternativa es clara: o el hombre controla sus pasiones y obtiene la paz, o se deja dominar por ellas y se hace desgraciado.” (2339)
Un moralista belga explica que “en materia de castidad lo más fácil es el dominio completo. Andar a medias es muy peligroso»

Como mujeres,  es posible que sintamos más un impulso a la afectividad compartida que a la sexualidad completa, por nuestra propia naturaleza. Pero buscar satisfacción a esa necesidad de contacto físico afectivo con un hombre sólo nos traerá a corto, medio y largo plazo problemas, pérdida de paz. Y lo más importante: afectará directamente a nuestros hijos (sobre esto, recomiendo leer Ida Elizabeth, de Sigrid Undset)

Consejos prácticos para vivir la castidad como casadas separadas:
  • ·        Vida interior poderosa: confesión y eucaristía; oración. La Virgen como escudo protector.
  • ·        Prevenir y/o sanar

. Prevenir: protegernos de situaciones arriesgadas.
  • ·        Huir del sentimentalismo
  • ·        Distraerse…en fin, de la misma manera que, sin estar separada, también tendrías que luchar si te sintieras atraída por un compañero de trabajo, por un amigo de la familia...

Porque la amistad con hombres puede ser fuente de problemas: si son amigos anteriores a la separación y personas católicas y formadas, menos riesgo. Pero el riesgo no está en los otros: está primero en mí, en mis deseos, en mi imaginación desbordada, etc. Debo aprender a vivir una afectividad ordenada a la fidelidad. Todo va rápido: en cuanto dejas un resquicio al demonio, se te cuela un sentimiento, te empiezas a autojustificar y buscar excusas…acabas comprometida, casada por lo civil, tus hijos tiene dos figuras masculinas en su vida…
Investigando este tema, me ha ayudado este comentario de un lector de Infocatólica: “Hay como una compasión exagerada (hacia los divorciados vueltos a casar), como un victimismo, que se deja ver en especial cuando dicen «Si la realidad es tan cruda…»,
 « ¿es que no son de la Iglesia o nada pueden hacer en ella?»... ¡No! Nadie les está marginando. Lo que ocurre es tan sencillo como que no se puede estar en Misa y repicando, como dice el refrán. Si uno decide estar re-picando/re-pecando, no podrá estar en Misa, a no ser que tenga el Don de la Bilocación”
En conclusión: ante un tema tan complicado, medidas importantes. La fidelidad al vínculo matrimonial vivida unilateralmente es una de las cosas más difíciles que podemos tener entre manos. Si has optado por el camino de la fidelidad a Dios y a tu matrimonio, cree con la fe que Dios te ayuda.




miércoles, 30 de octubre de 2013



ENTRAR POR LA PUERTA ESTRECHA

En la educación de los hijos llega un momento en que nos vemos paradas con ellos ante estas dos puertas. Muy frecuentemente en la adolescencia. A veces el tránsito es suave, gradual, un poco de tira y afloja...y ya está.
Otras veces no hay manera. Una y otra vez intentan lanzarse sin freno por la puerta ancha: "no hago los deberes, total, para qué? No me comunico con mi familia, porque, claro, mi madre no me entiende... La culpa es suya...
Voy a ver si encuentro algún amigo en Facebook...o voy a jugar a ese juego que, sí, es bastante violento o indecoroso, pero...mola!
Este domingo me escaqueo de misa. Igual mañana hago como que me voy al colegio...pero me voy por ahí.
Uff, después de cuatro gritos a mi madre y dos patadas a la puerta, qué a gusto me he quedado!"
Y así podríamos seguir con la casuistica de cada familia.
Este es un momento crucial, de crisis: Si le dejas continuar por ahí, una vez haya franqueado la puerta ancha, fácil, del escapismo y la comodidad instantanea...cada vez será más difícil. Porque esta disyuntiva se repite cada vez, ante cada opción, cosas grandes y pequeñas, grandes decisiones y opciones cotidianas.
Pero si lo guías por la puerta estrecha y consigue entrar, descubrirá por sí mismo, por sí misma, que tras la puerta estrecha se esconde la felicidad.
Deberás guiarlo, acompañarlo, sufrir con él o ella ante la puerta. Repescarlo todas las veces que se vaya hacia atrás, asustado. Deberás anticiparle las consecuencias de una y otra opción. Con perseverancia, tenacidad y esperanza. Sobre todo esperanza, de esa en lo que sabemos que es, pero que no hemos visto. Se puede. Duele. Lloras mucho como madre, con ellos y por ellos, por ti que estás sola. Pero se puede. No les permitas acostumbrarse a la puerta ancha.

viernes, 11 de octubre de 2013


PERSEVERANCIA
Una amiga me ha contado que está sola. Que su marido se fue. Que uno de sus hijos no quiso salir el lunes de su habitación, no quiso enfrentarse al mundo.
Me ha contado esta buena amiga que ese día rezó confiada, el Señor se ocuparía...
Cuando llegó el martes y el hijo siguió encerrado sin querer salir...mi amiga se puso llorando ante el Señor y se sintió como la viuda de Naim, llorando la "pérdida" del hijo....esperando la resurrección del niño alegre y cariñoso que era siempre.
El miércoles, un día más, el tercero ya, el hijo postrado, triste, solo, huidizo... la madre ante el Señor a primera hora de la mañana sin saber ya cómo pedirle la vuelta de su hijo. Esos tres días, el evangelio de la Misa iba conduciéndola hacia el padrenuestro. Ella, dócil, ya solo esperaba.
Y así llegó el jueves: el hijo se levantó y se fue contento al colegio.  La madre, a su misa diaria. En el evangelio de aquel día..."pedid y se os darà...buscad y hallaréis...llamad y se os abrirá..."
La madre comprendió: la perseverancia de tres únicos días era todo lo que el Señor le había pedido.
Orar sin cansancio, confiados en que el Padre siempre escucha, perseverantes. Y aprender una vez más que el tiempo de Dios no es nuestro tiempo.

miércoles, 9 de octubre de 2013


YO SOY YO…Y MIS CIRCUNSTANCIAS. UNIDAD DE VIDA

REDES
Sesión del 26 DE SEPTIEMBRE DE 2013

Si miro a mi alrededor veo multitud de circunstancias…si me miro a mí misma, veo mis circunstancias. Esto, que parece de Perogrullo –y lo es- me ha parecido relevante para empezar este nuevo curso, ya el cuarto de REDES. Para empezar a hablar de circunstancias, es muy común que acabe por compararme con otros… Pertenencia a un grupo.
• Tipos de circunstancias de una católica casada separada o en vías de nulidad:
-económicas: falta de recursos, bajada del nivel de vida, mayor austeridad…
-familiares: abandono de algunos familiares que llegan a ponerse de parte del cónyuge. Familiares que siempre están ahí.
-sociales: nuestra vida social se hace a veces casi imposible: una mujer casada sin marido. ¿Cómo se come eso? De esto hablaremos en próximas sesiones. De momento, atención a los divorciados pescadores…
-de salud: frecuentes trastornos psicológicos y psiquiátricos por depresión, ansiedad…Somatizaciones físicas: dolores de espalda, cervicales, vértigos, mareos.
• Vida privada/ vida social/ vida laboral El ejemplo que damos, lo que la gente ve, eso es lo que queda. Las palabras se las lleva el viento. Y la gente que nos rodea está en diferentes capas, como las cebollas: en el centro o núcleo estamos normalmente nosotras. Solas. A continuación vienen los hijos. Si esa capa primera, núcleo, se pudre (por cansancio, falta de formación, enfriamiento de la vida de piedad, desconfianza, pesimismo…) antes o después esa podredumbre llegará a los hijos. Las siguientes capas, depende: pueden ser familiares, formadores, personas que dependen de nosotros, amistades… Estas capas más externas pueden ser fuente de compañía, formación, toda clase de ayuda. Hay que intentar seguir acudiendo a las amistades de siempre, no crear un gueto de separadas. • Las circunstancias en nuestro caso tienen nombre y apellidos: Los hijos. Nuestros hijos tienen que vernos firmes y flexibles a la vez, sufriendo (no es malo que nos vean sufrir moderadamente) y levantándonos una y mil veces. Aquí sí que la receta mágica, después de la oración por ellos, es el ejemplo.
Recuperemos la “unidad de vida” cuya pérdida es en tantos casos la causa del desasosiego que acabamos de describir.
La fe y la vida: si queremos reunificar todas estas circunstancias de las que hemos hablado, hay una forma: la vida de fe, la vida interior. Cada una estará llamada a diferentes niveles de exigencia, diferentes llamadas, diferentes grados de conversión.
Si partimos de la Escritura: “Sin mí nada podéis” (Jesús) y san Pablo:” Todo lo puedo en aquel que me conforta…”sabemos entonces por la fe que es posible llegar a esa tranquilizadora unidad de vida.
Sabemos ya por experiencia qué es lo que ayuda:
- Oración, sacramentos
- Dirección espiritual - Ayuda psicológica
- Sensación de pertenencia a grupo
- Acompañamiento personal y vía redes sociales
- Listas de intenciones para la oración
La amistad con Dios, las ocupaciones cotidianas y el empeño apostólico personal del cristiano han de saber fundirse y compenetrarse en una «unidad de vida sencilla y fuerte», expresión habitual de san Josemaría que sintetiza su profunda comprensión de la existencia cristiana. «La unidad de vida —enseña san Josemaría— es una condición esencial, para los que intentan santificarse en medio de las circunstancias ordinarias de su trabajo, de sus relaciones familiares y sociales» . Como explicaba el fundador del Opus Dei, el cristiano que trabaja en medio del mundo no debe «llevar como una doble vida: la vida interior, la vida de relación con Dios, de una parte; y de otra, distinta y separada, la vida familiar, profesional y social» . Por el contrario, «hay una única vida, hecha de carne y espíritu, y ésa es la que tiene que ser —en el alma y en el cuerpo— santa y llena de Dios».
  Os animo desde aquí a comentar, preguntar, contestar…
cristinamorenoalconchel@gmail.com

miércoles, 25 de septiembre de 2013



 
 


 
 
REDES 2013-2014
calendario de sesiones
  
·         26 septiembre:

-          La fuerza del testimonio: el legado de Maruja Moragas.

-          Yo soy yo…en todas mis circunstancias: Unidad de vida.

·         25 octubre:

-          El adulterio: una grave ofensa a Dios.

-          La castidad en las casadas separadas.

·         21 noviembre*:

-          Permanecer firmes en la fe y dar razón de vuestra esperanza

-          De esposas abandonadas a futuras abuelas: cómo influir en las próximas generaciones.

·         19 diciembre:

-          Retiro trimestral (3 a 4:30)*: Somos de la familia de Dios.

·         23 enero:

-          Dos claves imprescindibles: ser magnánimas y humildes

-          La adversidad maestra de vida.

·         27 febrero:

-          La grandeza de la misericordia: Dios que perdona.

-          Perdonar en Jutta Burgraff: La persona siempre está por encima de sus actos.

·         20 marzo:

-          Retiro trimestral (3 a 4:30)*: El valor del sufrimiento a la luz de la fe.

·         24 abril:

-          Por qué la fidelidad matrimonial.

-          La afectividad ordenada. Casadas separadas y anuladas.

·         22 de mayo:

-          Mirar a María: esposa y madre.

-          La autoestima de la esposa abandonada (psicóloga)

·         19 junio:

-          Retiro trimestral (3 a 4:30)*: Contar con el tiempo, como cuenta Dios con él.

·         24 julio:

-          Transmitir a los hijos la belleza del matrimonio. Hacerlos transmisores de esperanza ante otros hijos de padres separados

 

Más info  cristinamorenoalconchel@gmail.com   (648 922 009)

Visita nuestro blog y nuestra página de Facebook: http://redesparanocaeralvacio.blogspot.com.es/



 

martes, 27 de agosto de 2013

Santa Mónica, patrona de REDES

LA IGLESIA venera a Santa Mónica, esposa y viuda. Su único hijo fue San Agustín, doctor de la Iglesia. Su ejemplo y oraciones por su hijo fueron decisivas. El mismo San Agustín escribe en sus Confesiones: "Ella me engendró sea con su carne para que viniera a la luz del tiempo, sea con su corazón, para que naciera a la luz de la eternidad"  Por su parte, San Agustín es la principal fuente sobre la vida de Santa Mónica, en especial sus Confesiones, lib. IX.Mónica nació en Africa del Norte, probablemente en Tagaste, a cien kilómetros de Cartago, en el año 332.Sus padres, que eran cristianos, confiaron la educación de la niña a una institutriz muy estricta. No les permitía beber agua entre comidas para así enseñarles a dominar sus deseos. Mas tarde Mónica hizo caso omiso de aquel entrenamiento y cuando debía traer vino de la bodega tomaba a escondidas. Cierto día un esclavo que la había visto beber y con quien Mónica tuvo un altercado, la llamó "borracha". La joven sintió tal vergüenza, que no volvió a ceder jamás a la tentación. A lo que parece, desde el día de su bautismo, que tuvo lugar poco después de aquel incidente, llevó una vida ejemplar en todos sentidos.Cuando llegó a la edad de contraer matrimonio, sus padres la casaron con un ciudadano de Tagaste, llamado Patricio. Era éste un pagano que no carecía de cualidades, pero era de temperamento muy violento y vida disoluta. Mónica le perdonó muchas cosas y lo soportó con la paciencia de un carácter fuerte y bien disciplinado. Por su parte, Patricio, aunque criticaba la piedad de su esposa y su liberalidad para con los pobres, la respetó y, ni en sus peores explosiones de cólera, levantó la mano contra ella.Mónica explicó su sabiduría sobre la convivencia en el hogar: "Es que cuando mi esposo está de mal genio, yo me esfuerzo por estar de buen genio. Cuando el grita, yo me callo. Y como para pelear se necesitan dos, y yo no acepto la pelea, pues… no peleamos". Esta fórmula se ha hecho célebre en el mundo y ha servido a millones de mujeres para mantener la paz en casa.Mónica recomendaba a otras mujeres casadas, que se quejaban de la conducta de sus maridos, que cuidasen de dominar la lengua por ser esta causante en gran parte de los problemas en la casa.  Mónica, por su parte, con su ejemplo y oraciones, logró convertir al cristianismo, no sólo a su esposo, sino también a su suegra, mujer de carácter difícil, cuya presencia constante en el hogar de su hijo había dificultado aún más la vida de Mónica. Patricio murió santamente en 371, al año siguiente de su bautismo.Tres de sus hijos habían sobrevivido, Agustín, Navigio, y una hija cuyo nombre ignoramos.  Agustín era extraordinariamente inteligente, por lo que habían decidido darle la mejor educación posible. Pero el carácter caprichoso, egoísta e indolente del joven haba hecho sufrir mucho a su madre. Agustín había sido catecúmeno en la adolescencia y, durante una enfermedad que le había puesto a las puertas de la muerte, estuvo a punto de recibir el bautismo; pero al recuperar rápidamente la salud, propuso el cumplimiento de sus buenos propósitos. Cuando murió su padre, Agustín tenía diecisiete años y estudiaba retórica en Cartago. Dos años más tarde, Mónica tuvo la enorme pena de saber que su hijo llevaba una vida disoluta y había abrazado la herejía maniquea. Cuando Agustín volvió a Tagaste, Mónica le cerró las puertas de su casa, durante algún tiempo, para no oír las blasfemias del joven. Pero una consoladora visión que tuvo, la hizo tratar menos severamente a su hijo. Soñó, en efecto, que se hallaba en el bosque, llorando la caída de Agustín, cuando se le acercó un personaje resplandeciente y le preguntó la causa de su pena. Después de escucharla, le dijo que secase sus lágrimas y añadió: "Tu hijo está contigo". Mónica volvió los ojos hacia el sitio que le señalaba y vio a Agustín a su lado. Cuando Mónica contó a Agustín el sueño, el joven respondió con desenvoltura que Mónica no tenía más que renunciar al cristianismo para estar con él; pero la santa respondió al punto: "No se me dijo que yo estaba contigo, sino que tú estabas conmigo".Esta hábil respuesta impresionó mucho a Agustín, quien más tarde la consideraba como una inspiración del cielo. La escena que acabamos de narrar, tuvo lugar hacia fines del año 337, es decir, casi nueve años antes de la conversión de Agustín. En todo ese tiempo, Mónica no dejó de orar y llorar por su hijo, de ayunar y velar, de rogar a los miembros del clero que discutiesen con él, por más que éstos le aseguraban que era inútil hacerlo, dadas las disposiciones de Agustín. Un obispo, que había sido maniqueo, respondió sabiamente a las súplicas de Mónica: "Vuestro hijo está actualmente obstinado en el error, pero ya vendrá la hora de Dios". Como Mónica siguiese insistiendo, el obispo pronunció las famosas palabras: "Estad tranquila, es imposible que se pierda el hijo de tantas lágrimas". La respuesta del obispo y el recuerdo de la visión eran el único consuelo de Mónica, pues Agustín no daba la menor señal de arrepentimiento.Cuando tenía veintinueve años, el joven decidió ir a Roma a enseñar la retórica. Aunque Mónica se opuso al plan, pues temía que no hiciese sino retardar la conversión de su hijo, estaba dispuesta a acompañarle si era necesario. Fue con él al puerto en que iba a embarcarse; pero Agustín, que estaba determinado a partir solo, recurrió a una vil estratagema. Fingiendo que iba simplemente a despedir a un amigo, dejó a su madre orando en la iglesia de San Cipriano y se embarcó sin ella. Más tarde, escribió en las "Confesiones": "Me atreví a engañarla, precisamente cuando ella lloraba y oraba por mí". Muy afligida por la conducta de su hijo, Mónica no dejó por ello de embarcarse para Roma; pero al llegar a esa ciudad, se enteró de que Agustín había partido ya para Milán. En Milán conoció Agustín al gran obispo San Ambrosio. Cuando Mónica llegó a Milán, tuvo el indecible consuelo de oír de boca de su hijo que había renunciado al maniqueísmo, aunque todavía no abrazaba el cristianismo. La santa, llena de confianza, pensó que lo haría, sin duda, antes de que ella muriese.En San Ambrosio, por quien sentía la gratitud que se puede imaginar, Mónica encontró a un verdadero padre. Siguió fielmente sus consejos, abandonó algunas prácticas a las que estaba acostumbrada, como la de llevar vino, legumbres y pan a las tumbas de los mártires; había empezado a hacerlo así, en Milán, como lo hacía antes en Africa; pero en cuanto supo que San Ambrosio lo haba prohibido porque daba lugar a algunos excesos y recordaba las "parentalia" paganas, renunció a las costumbres. San Agustín hace notar que tal vez no hubiese cedido tan fácilmente de no haberse tratado de San Ambrosio. En Tagaste Mónica observaba el ayuno del sábado, como se acostumbraba en Africa y en Roma. Viendo que la práctica de Milán era diferente, pidió a Agustín que preguntase a San Ambrosio lo que debía hacer. La respuesta del santo ha sido incorporada al derecho canónico: "Cuando estoy aquí no ayuno los sábados; en cambio, ayuno los sábados cuando estoy en Roma. Haz lo mismo y atente siempre a la costumbre de la iglesia del sitio en que te halles". Por su parte, San Ambrosio tenía a Mónica en gran estima y no se cansaba de alabarla ante su hijo. Lo mismo en Milán que en Tagaste, Mónica se contaba entre las más devotas cristianas; cuando la reina madre, Justina, empezó a perseguir a San Ambrosio, Mónica fue una de las que hicieron largas vigilias por la paz del obispo y se mostró pronta a morir por él.Finalmente, en agosto del año 386, llegó el ansiado momento en que Agustín anunció su completa conversión al catolicismo. Desde algún tiempo antes, Mónica había tratado de arreglarle un matrimonio conveniente, pero Agustín declaró que pensaba permanecer célibe toda su vida. Durante las vacaciones de la época de la cosecha, se retiró con su madre y algunos amigos a la casa de verano de uno de ellos, que se llamaba Verecundo, en Casiciaco. El santo ha dejado escrita en sus "confesiones" algunas de las conversaciones espirituales y filosóficas en que pasó el tiempo de su preparación para el bautismo. Mónica tomaba parte en esas conversaciones, en las que demostraba extraordinaria penetración y buen juicio y un conocimiento poco común de la Sagrada Escritura. En la Pascua del año 387, San Ambrosio bautizó a San Agustín y a varios de sus amigos. El grupo decidió partir al Africa y con ese propósito, los catecúmenos se trasladaron a Ostia, a esperar un barco. Pero ahí se quedaron, porque la vida de Mónica tocaba a su fin, aunque sólo ella lo sabía. Poco antes de su última enfermedad, había dicho a Agustín: "Hijo, ya nada de este mundo me deleita. Ya no sé cual es mi misión en la tierra ni por qué me deja Dios vivir, pues todas mis esperanzas han sido colmadas. Mi único deseo era vivir hasta verte católico e hijo de Dios. Dios me ha concedido más de lo que yo le había pedido, ahora que has renunciado a la felicidad terrena y te has consagrado a su servicio". En Ostia se registran los últimos coloquios entre madre e hijo, de los que podemos deducir la gran nobleza de alma de esta incomparable mujer, de no común inteligencia ya que podía intercambiar pensamientos tan elevados con Agustín: "Sucedió, escribe en el capítulo noveno de las Confesiones, que ella y yo nos encontramos solos, apoyados en la ventana, que daba hacia el jardín interno de la casa en donde nos hospedábamos, en Ostia. Hablábamos entre nosotros, con infinita dulzura, olvidando el pasado y lanzándonos hacia el futuro, y buscábamos juntos, en presencia de la verdad, cual sería la eterna vida de los santos, vida que ni ojo vio ni oído oyó, y que nunca penetró en el corazón del hombre".Lo último que pidió a sus dos hijos fue que no se olvidaran de rezar por el descanso de su alma.Mónica había querido que la enterrasen junto a su esposo. Por eso, un día en que hablaba con entusiasmo de la felicidad de acercarse a la muerte, alguien le preguntó si no le daba pena pensar que sería sepultada tan lejos de su patria. La santa replicó: "No hay sitio que esté lejos de Dios, de suerte que no tengo por qué temer que Dios no encuentre mi cuerpo para resucitarlo". Cinco días más tarde, cayó gravemente enferma. Al cabo de nueve días de sufrimientos, fue a recibir el premio celestial, a los cincuenta y cinco años de edad. Era el año 387. Agustín le cerró los ojos y contuvo sus lágrimas y las de su hijo Adeodato, pues consideraba como una ofensa llorar por quien había muerto tan santamente. Pero, en cuanto se halló solo y se puso a reflexionar sobre el cariño de su madre, lloró amargamente. El santo escribió: "Si alguien me critica por haber llorado menos de una hora a la madre que lloró muchos años para obtener que yo me consagre a Ti, Señor, no permitas que se burle de mí; y, si es un hombre caritativo, haz que me ayude a llorar mis pecados en Tu presencia". En las "Confesiones", Agustín pide a los lectores que rueguen por Mónica y Patricio. Pero en realidad, son los fieles los que se han encomendado, desde hace muchos siglos, a las oraciones de Mónica, patrona de las mujeres casadas y modelo de las madres cristianas.Se cree que las reliquias de la santa se conservan en la iglesia deS.Agostino.

jueves, 22 de agosto de 2013

VACACIONES TRES GENERACIONES
La foto que ilustra esta entrada la comparto con vosotros porque representa para mí el comienzo de un día de vacaciones en mi familia: con mis hijos y mis padres. Tres generaciones. Me gusta que mis hijos cuiden de mis padres y al revés. Aprendemos, a veces con dificultades, a convivir: vivir-con.
Me da mucha pena cuando veo en algunas películas americanas que la madre o el padre hablan con los hijos desde el pasillo: el cuarto del hijo está vedado para los padres!
No señor: en el hogar trigeneracional, cada cual sale de su cuarto (compartido con hermanos y/o primos) hacia el espacio común y más importante. Como esta terracita de Sanlúcar de Barrameda donde hemos preparado entre todos el desayuno familiar. Me voy a desayunar, que me esperan!!
cristinamorenoalconchel@gmail.com

lunes, 12 de agosto de 2013


CÓMO SUPERAR EL SÍNDROME DEL NIDO VACÍO
 
Todas sabemos lo que es el síndrome del nido vacío: los hijos se independizan y los padres ven cómo la casa (que no el hogar, que siempre continúa igual de lleno) se vacía. De repente sobran habitaciones, hay camas que ya no se deshacen, la mesa del comedor parece enorme y se pone el mantel doblado en una esquina. El lavaplatos nunca se acaba de llenar, la ropa sucia se eterniza en el cesto esperando ser un montón digno de los ocho kilos que acoge –acogía- la lavadora…
Esto, en lo material. Pero hay más: las tardes ya no se llenan de conversaciones de cuarto a cuarto. Cuando vuelves del trabajo no hay hijos a quienes abrazar, preguntar por el día. El sintagma “peli con palomitas en el sofá” se ha vaciado de contenido. Por las mañanas, en la mesa del desayuno, con suerte hay dos personas que se miran interrogantes: el padre y la madre.
Si bien nunca dejan de ser padre y madre, ahora son de nuevo lo que al principio: marido y mujer. Frente a frente… o uno junto a otro idealmente.
Bueno, no voy a continuar por ahí. Desafortunadamente, nosotras ya tuvimos en su momento que enfrentarnos a otra modalidad del nido vacío, aquella en la que quien falta es el marido y padre. De esto ya hablamos en otro lado. Y esta vivencia continuada nos provee de herramientas para sobrellevar el nuevo síndrome que nos espera, para algunas ya en puertas: se van los hijos.
¿Quién es esa mujer que se enfrenta, sola, a esa nueva separación?
Quisiera aprovechar esta circunstancia para recordar quiénes somos:
-No somos mujeres casadas que conviven normalmente con sus maridos.
- No somos viudas.
- No somos solteras.
- Somos mujeres casadas que fueron abandonadas o que tuvieron que afrontar una separación por cuestiones de fuerza mayor. Pero somos mujeres conscientes por la fe de nuestro compromiso, de la palabra dada al otro con Dios por testigo, ante toda la Iglesia.
Por eso, no vivimos como solteras o viudas, ni como casadas. Vivimos un vacío que para algunas es ya un alivio por la dureza de la convivencia pasada. Para otras es una interrogación, es una cara de sorpresa, es un no- puedo -creer -que -esto -me -esté -pasando -a -mí . Y queremos con voluntad firme por la gracia de Dios mantenernos fieles hasta que la muerte nos separe…del todo.
Cuando llegue el momento de separarse físicamente de los hijos puede que tengamos que vivir solas. ¿Cómo superar el síndrome del nido vacío?
- Preparándonos con antelación. Si nos hemos dedicado en cuerpo y alma a la educación de nuestros hijos, puede que nos encontremos de repente sin objetivo, sin misión. Y no es que sea malo dedicarse así. Lo malo es agarrarse a los hijos como tablas de salvación de la soledad provocada por la ausencia del otro, hacerse posesivas, acaparadoras, absorbentes, de manera que la marcha de los hijos deje más vacío de lo natural. Deberíamos recordar que los hijos no nos hacen felices, somos felices con ellos. De esa manera, estén o no estén en casa, seguimos siendo felices con ellos. Asimismo, conviene plantearse y aceptar que la independencia les viene bien, les ayudará a madurar emocionalmente y a hacerse más responsables. Podemos prepararnos ya reservando un poco de nuestro tiempo para nosotras, para resolver cuestiones personales, para crecer. Se trata de dar lugar a la creación de nuevos hábitos en el seno familiar, una vez que nuestra relación con ellos se va haciendo más adulta. Se trata también de prepararlos a ellos a ser independientes pero vinculados al núcleo familiar originario. Aquí funciona muy bien el ejemplo: cómo nos ven a nosotras tratar con nuestros propios padres y suegros, sus abuelos.
- Formarnos y ser conscientes de nuestra misión. Cuando los hijos se van de casa no dejamos de tener misión, como no dejamos de tenerla cuando se fue nuestro marido, como hemos visto en otras ocasiones. Podemos aprovechar ésta oportunidad para renovar las relaciones y la comunicación con los hijos desde un rol completamente diferente de cuando vivían en casa. Un poco de distancia viene bien: no nos apresuremos cuando lleguen sus problemas y conflictos, que llegarán, veamos primero cómo reaccionan ellos. Si les hemos dejado muy claro que siempre estamos ahí para ellos, que sean ellos quienes acudan a nosotras. Para ellos también es una etapa de cambios en la que atravesarán buenas y malas experiencias que, aunque quieras, posiblemente no puedas evitar. Por eso, lo mejor es seguir acompañando a tus hijos en este proceso y ver esta etapa de cambios como una oportunidad para progresar y para seguir creciendo juntos. Después de todo, el fin de una etapa es el comienzo de otra que no será mejor ni peor sino simplemente distinta y no por eso menos gratificante.
Una faceta importantísima de nuestra misión será el ejemplo de fidelidad que damos a nuestros hijos, especialmente a los casados. Se educa sobre todo con el ejemplo, la coherencia de haber vivido la fidelidad a nuestro compromiso matrimonial, si bien de manera unilateral.
Seremos siempre madres, pero empezaremos a ser suegras, abuelas…un nuevo campo de misión!
- Seguir ejemplos, mantenernos unidas entre nosotras y unidas a la Santísima Virgen, ejemplo de mujer también en esto. Ella seguramente se quedó viuda pronto. Y luego Jesús se fue de casa. ¿Cómo actuaría ella? Por lo que vemos en los Evangelios, seguía a Jesús de lejos, aunque intervenía a veces con decisión y firmeza, como en Caná.
Muchas santas han sido ejemplo de madres entregadas, como Santa Mónica, nuestra patrona. Preguntémonos, como madres, qué es lo principal que queremos para nuestros hijos: queremos que vivan su vida –no la nuestra- cerca de Dios y dentro del seno de la Iglesia. Esforzarnos en ello tiene las mayores recompensas:
Vida eterna
Integridad en su forma de vivir y actuar
Familia con propósito
Ejemplo para las siguientes generaciones
- Tener vida social. El espacio que han dejado los hijos lo podemos llenar de muchas actividades para las que nunca hemos tenido tiempo: ejercicio físico, cursos, desarrollo de aficiones, voluntariado y ayuda a los demás –salir de uno y darse a los demás llena y hace feliz, sin mencionar lo feliz que uno puede hacer a los demás-. Podemos reencontrarnos con amigas a las que nunca vemos, leer largo tiempo, viajar…
La vida social presenta muchos peligros, no nos engañemos. Siempre debemos tener presente que, aunque no lo parezca, seguimos casadas. Podemos dar falsas impresiones socialmente si salimos en grupo o solas. Hay tantas mujeres divorciadas de nuestras edades que buscan nueva pareja que no queremos ser incluidas en esta categoría. Podemos estar dando un mensaje sin palabras, aun sin quererlo.

Finalmente, recordemos que en el momento de la soledad, nos encontramos a nosotras mismas. Si hemos cultivado nuestra vida interior, será un camino diferente, otra etapa, pero rica y gratificante como lo es ahora estar con nuestros hijos, apagar la luz por las noches sabiéndolos en sus camas. No estaremos solas nunca, nunca estamos solas. La felicidad no depende de nuestros hijos, gracias a Dios, aunque a veces de ellos llegan grandes dolores. Tu felicidad depende de ti, de tu fortaleza y armamento para afrontar lo que venga, como has hecho hasta ahora, que ya hemos afrontado retos enormes. Reflexiona, fórmate, prepárate, anticipa lo positivo, mantente unida con las personas que pueden ayudarte y ayuda tú también, sal de ti misma siempre y verás tu vida llena. Tan llena, que a veces sentirás la necesidad de refugiarte en casa, sola, y feliz.
Preguntas
¿Cómo os imagináis el día en que viváis solas?
¿Os produce ansiedad, miedo, inseguridad?

cristinamorenoalconchel@gmail.com


viernes, 9 de agosto de 2013


CÓMO HACER PARA QUE MIS HIJOS SEAN FELICES
Dra. Pilar de Castro, psiquiatra de la Clínica de la UNAV (notas tomadas durante la conferencia ofrecida en el Club Llar de Barcelona, mayo/junio 2013)

Formar personalidades maduras y sanas es el camino a la felicidad. Lo que se ve en consulta es el producto de un “no saber vivir”, un “mal vivir”.

OBJETIVOS
·         QUÉ QUEREMOS
·         CÓMO LO VAMOS A HACER
·         CONCLUSIONES

 En la película En busca de la felicidad, el padre, frustrado, fracasado y sintiéndose culpable por la frustración y disgusto de su hijo pequeño, le dice: “Las personas que no pueden hacer algo te dirán que tú tampoco puedes…No dejes que nadie te impida hacer lo que quieres…ni siquiera yo”.

Qué es la personalidad. Qué podemos cambiar:

·         Temperamento, genético, no lo podemos cambiar, pero sí atemperar con el carácter.

·         Carácter: interacción del temperamento con el ambiente que nos rodea (nosotros, sociedad, colegios, clubes…)  Sí podemos cambiarlo para llegar a la madurez.

Porque, ¿qué es ser maduro?

·         Capacidad de relacionarse con los demás de un modo cálido, íntimo y con sentido amplio del self.

·         Las personas maduras tienen seguridad, sentido del humor, de la percepción, entusiasmo e iniciativa (Allport, 1967)

Debemos escuchar a los hijos con atención indivisa. ¿Estoy cubriendo la necesidad de atención de mi hijo?

PERSONALIDAD MADURA

·         AUTÓNOMO Y COMPETENTE PARA SU EDAD.

·         SENSACIÓN DE SATISFACCIÓN Y SUFICIENCIA: AUTOESTIMA.

·         SE REALIZA GENERANDO PROYECTOS CON LAS PROPIAS POTENCIALIDADES.

Consecuencia: capacidad de adaptarse efectiva y eficientemente al ambiente.

Puntos a considerar:

·         Cuidado cómo comentamos del mundo, atención a la maledicencia.

·         Autoestima

·         Autoconocimiento: feedback y coaching.

·         Sentimiento de inferioridad

·         Alexitimia (incapacidad para identificar las emociones y expresarlas verbalmente) – pobre insight

¿Estamos, sin querer, reforzando su inseguridad?

¿Preguntamos, a veces, “Tú qué piensas”? Que pierdan el miedo a equivocarse…

El árbol de la felicidad/madurez




En algún momento, habrá que trasplantar el árbol, sacarlo de debajo de nuestro cobijo.

Semillas que hemos de plantar:

·         Sentirse querido

·         Aprender a ser libre

·         Sentidos y valores

Cariño y aceptación: ¿Quién riega el árbol, la tv, el pc? NO!!. El árbol lo riego yo con:

·         Dedicación

·         Conocer al hijo y ayudarlo a conocerse

·         Escucharlos a ellos y a su contexto (que da a veces más pistas que lo que ellos dicen).

·         Validar su conducta: “comprendo por qué lo has hecho… pero pienso que sería mejor si…, no crees? Tú qué opinas?” Porque funcionan por emociones, cuando dicen algo, hay que leer la parte de atrás. Lo que les suele motivar para decir o hacer lo que dicen y hacen es el deseo de evitar el daño, el miedo al castigo. Validarlos significa decir: “Entiendo que te sientas así, pero pasa esto, y esto y esto…” Elogiar lo que hacen bien. Ignorar lo que hacen mal la primera vez, y la siguiente, corregir a solas y después. En directo, en el momento de la equivocación, se crea más frustración y ansiedad.

Límites, horarios, indicaciones firmes:

·         Tiempo ocupado y útil

·         Aceptación del no, de la realidad las como es.

·         Cultivar su capacidad de ser felices con lo que son y tienen.

·         Que aprendan a sufrir: tolerar el malestar.

Cómo aplicar esto:

·         Pedirles y exigirles sin miedo: autonomía.

·         Corregirlos en el momento oportuno y por una motivación válida. ¿Por qué lo corrijo, porque me pone de los nervios?

Capacidad de autodirección: Que sean libres es que sepan elegir lo bueno. La felicidad/madurez conjuga la libertad con la verdad.

·         Saber pedir

·         Saber decir no

·         Saber esperar

·         Saber persistir

Solidaridad, darse: la empatía.

·         Enseñando con emociones validantes la capacidad de renuncia

·         Ayudarlos a forjar su opinión

·         Sentido de unicidad y pertenencia a un grupo.

Trascendencia:

·         El valor de las cosas.

·         Antimaterialismo

·         Capacidad de admirar lo bello, lo bueno, lo verdadero.

·         Actitud proactiva, de solución, no de queja, aportación personal al mundo.

Algunas conclusiones:

·         El que algo quiere, algo le cuesta.

·         Querer es poder, sí…pero esto vale sólo si se puede. Por eso, averiguar si el hijo es que no quiere…o es que no puede!!!

·         Amistades: ver si el hijo es ingenuo y manipulable. Trabajar esa ingenuidad. Validar así: “entiendo que quieres a tus amigos, son majísimos, pero…veo que te pueden hacer daño…tú qué piensas?” Y dejarle pensar hasta otro momento---