Necesitamos redes para no caer al vacío

viernes, 11 de octubre de 2013


PERSEVERANCIA
Una amiga me ha contado que está sola. Que su marido se fue. Que uno de sus hijos no quiso salir el lunes de su habitación, no quiso enfrentarse al mundo.
Me ha contado esta buena amiga que ese día rezó confiada, el Señor se ocuparía...
Cuando llegó el martes y el hijo siguió encerrado sin querer salir...mi amiga se puso llorando ante el Señor y se sintió como la viuda de Naim, llorando la "pérdida" del hijo....esperando la resurrección del niño alegre y cariñoso que era siempre.
El miércoles, un día más, el tercero ya, el hijo postrado, triste, solo, huidizo... la madre ante el Señor a primera hora de la mañana sin saber ya cómo pedirle la vuelta de su hijo. Esos tres días, el evangelio de la Misa iba conduciéndola hacia el padrenuestro. Ella, dócil, ya solo esperaba.
Y así llegó el jueves: el hijo se levantó y se fue contento al colegio.  La madre, a su misa diaria. En el evangelio de aquel día..."pedid y se os darà...buscad y hallaréis...llamad y se os abrirá..."
La madre comprendió: la perseverancia de tres únicos días era todo lo que el Señor le había pedido.
Orar sin cansancio, confiados en que el Padre siempre escucha, perseverantes. Y aprender una vez más que el tiempo de Dios no es nuestro tiempo.

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