Necesitamos redes para no caer al vacío

domingo, 4 de agosto de 2013


PERDONAR Y PERDONARSE...
Queridas amigas,
Hablemos de perdón. Perdonar a aquel que nos ha destrozado la vida no es fácil, desde luego, y lo sabemos porque llevamos esa cruz a cuestas cada día, cada hora, cada noche...
Pero hoy pensaba que quizá es incluso más difícil perdonarse a sí misma. Autoacusarse de lo que ha pasado es un mecanismo muy sutil, y ver nuestra culpa como causa del mal que sufren, pongamos nuestros hijos, por ejemplo, es muy común.
Naturalmente, no se trata de evitar hacer examen de conciencia. Pero una vez reconocida nuestra parte (cuando un matrimonio se rompe, hay dos partes que pueden tener parte en ello) y puestos los medios para seguir adelante como católicas casadas, madres de familia, sería totalmente anticristiano verse a una misma como causa de todo mal, del mal de nuestras familias.
Hoy por hoy, somos el ancla –sí, Maruja: pal de paller- que sujeta a nuestros hijos a la realidad: educación, formación, guía...
A mí me gusta fijarme en las cañas flexibles, esas que crecen en las riberas de los ríos. Son altísimas y podríamos pensar que se troncharían por la mitad a causa del viento, del paso de animales, del ser humano haciendo "trecking"... Pero no, la caña continúa en su sitio, mejor dicho, vuelve siempre a su posición, porque está muy bien anclada en la tierra, con raíces profundas. Pero tiene esa flexibilidad que le permite agacharse (a ayudar al niño que lo necesita, a recoger al que se ha caído), doblarse (arrimar el hombro en trabajos de cada día). Como es tan alta, la caña puede llegar a muchas partes, dibujando un círculo enorme, movida por el viento (circunstancias, sufrimiento, dolor, cruces en definitiva, que pueden hacer que casi quede destrozada...)
Pero no: la caña, flexible y tierna (sufre, sí. Es "blandita", llora, se desmorona a veces), puede volver a su posición siempre, porque está bien sujeta a la tierra con sus raíces. Es muy bonita la caña, ¿no?
Nosotras luchamos por mantenernos en nuestro sitio: esposas y madres de familia católicas que quieren vivir la vida como el Señor nos ha pedido: el que pierda su vida...la ganará.
Paciencia, amigas, resistencia, y permanecer junto al Señor (confesión y comunión, lectura de la Palabra).
Yo estoy aquí, cargando con mi cruz, dispuesta a ayudar.
Un fuerte abrazo a todas,
cristina

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